La Presa Vicente Aguirre, ubicada en Alfajayucan, Hidalgo, se ha secado por completo, transformándose en tierra firme donde antes había agua. A pesar de esta situación, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) aún mantiene el registro de la presa con un 0.6% de su capacidad.

Construida para apoyar a los campesinos en sus labores agrícolas, la presa también se convirtió en un atractivo turístico popular, ofreciendo paseos en lancha y pesca. Sin embargo, en menos de cuatro años, la presa se ha secado completamente. Hasta el año pasado, los residentes y trabajadores locales aún podían ver algo de agua, aunque el nivel había disminuido de manera alarmante.

La desaparición del agua ha tenido un impacto devastador en la economía local. Agricultores, pescadores y operadores turísticos han perdido sus medios de vida, obligándolos a buscar nuevas formas de sustento. Las presas de agua en Hidalgo no solo atraen turistas, sino que también son cruciales para la agricultura, ganadería y pesca en la región.

El agotamiento de la Presa Vicente Aguirre es un ejemplo alarmante de una tendencia más amplia en Hidalgo, donde muchas presas están en peligro. El almacenamiento global de agua en las presas del estado se encuentra en un preocupante 26%. La Presa Requena, por ejemplo, está casi seca con solo un 2.4% de su capacidad.

Un aspecto sorprendente de esta situación es que la iglesia de San Antonio Corrales, sumergida desde la construcción de la presa en 1950, ha vuelto a ser visible. Antes, solo se podía ver la parte superior de la iglesia, pero ahora el edificio completo está al descubierto, atrayendo a miles de visitantes interesados en ver este paisaje impresionante.

La sequía de la Presa Vicente Aguirre no solo representa una crisis ambiental, sino también un recordatorio urgente de la necesidad de gestionar mejor nuestros recursos hídricos para proteger los ecosistemas y las economías locales.